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La Habana, verdadero museo rodante

Cuando visites la capital cubana, tendrás de sensación de caminar en un museo de adoquines y asfalto donde ruedan como temática principal miles de autos antiguos de fabricación estadounidense.

“Los carros americanos o almendrones” como llaman los cubanos a estos autos, recorren las calles habaneras de forma ininterrumpida tanto de día como de noche.

Podrás encontrar verdaderas joyas por su estado de conservación, mucho de ellos con los detalles y piezas originales de fabricación, así como otros más deteriorados por el paso del tiempo y con innumerables adaptaciones fruto de ese inagotable caudal creativo de ese pueblo tenaz y sobreviviente.

Las “joyas” por lo general son unas de las atracciones principales para los visitantes extranjeros. Recorrer la ciudad montado en un auto convertible construido en la década 1950-1960, constituye una experiencia inolvidable, por su ambiente retro y destaque singular.

Me atrevo a decir que solo Cuba cuenta con una flota de autos de estas características, como si tratara de una especie “endémica” que únicamente puede observar en la mayor de las Antillas.

El taxeo o boteo en los autos más deteriorados o menos “conservados” forma parte de la cotidianidad de los cubanos. Cientos de taxistas ofrecen sus servicios (por cierto muy diferente al servicio de taxi o uber conocido en otros países)

Cabe preguntarse ¿ Por qué abundan aún estos carros en Cuba?

¿Cuál es el secreto que guardan los cubanos para conservarlos y lograr su funcionamiento en condiciones tan complejas?

Amigos míos, las respuestas a estas interrogantes las encontrarás durante tu visita a la isla. Cuando las tengas por favor compártelas, mejor aún invítame a descubrirlas juntos.





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